Martes 10, 17, 24 y 31 de agosto de 2:00 a 6:00 p. m. Para grupos de máximo 30 personas. La información y la reserva se solicitan a través del correo: edumuseocolonial@mincultura.gov.co. Asunto del correo: Reserva Botero en Santa Clara.
El Museo de Antioquia celebra sus 140 años. Como parte de su agenda de eventos conmemorativos visita al Museo Santa Clara con algunas obras del Viacrucis (2010-2011), de Fernando Botero. En las últimas décadas, este artista antioqueño ha trabajado series en las que rompe con su ya consagrado ideario compositivo. En obras anteriores, el artista se negaba a representar el dolor y las emociones humanas mostrando, en cambio, personajes que no experimentan consecuencias trágicas y que suelen tener la mirada perdida, sin asomo de emoción o profundidad sicológica. Sin embargo, series más recientes como La violencia en Colombia (1999-2004) y Abu Ghraib (2004-2005), en las que aparecen la tortura, la crueldad y el sufrimiento, o el propio Viacrucis, nos aproximan a esta faceta menos conocida de Botero.
En Viacrucis el artista se aproxima a una devoción católica que rememora la pasión y muerte de Cristo. Ampliamente representados a lo largo de la historia del arte de Occidente, los pasos del viacrucis recurrieron en las obras de pintores y escultores neogranadinos, quienes lograron transmitir el dramatismo de las narraciones de los últimos días de Jesús. Distanciado del fervor religioso que impulsó las obras de sus predecesores coloniales, Botero en su Viacrucis no pretende ilustrar dogmas de fe. Su serie, en cambio, ofrece una mirada muy libre y personal de la tradición de la pintura religiosa occidental. La ausencia de lo sobrenatural y la representación humanizada de los personajes dan pruebas de ello. Así, el Jesús de Botero aparece desprovisto de aureola y de cualquier rastro de divinidad. Por lo demás, solo una vez en toda la serie vemos la representación de un ángel.
En este encuentro interinstitucional, las obras del Viacrucis contemporáneo que visitan Santa Clara establecen un diálogo con pinturas, esculturas y dibujos de las colecciones de los museos Colonial y Santa Clara con las que sí se buscó transmitir verdades doctrinales. De esta manera, pese a las diferencias, se establece un puente que une la obra del artista antioqueño con la de los artífices coloniales. Tanto el uno como los otros, a su manera, se han apoyado en la tradición del arte occidental, en su iconografía y en sus recursos técnicos y retóricos para crear imágenes profundamente vinculadas a sus contextos particulares y, aun así, conmover y exaltar a quienes, en diferentes tiempos y espacios, las contemplan.
(Cortesía)